Por estas horas, la pregunta que se repite entre operadores políticos es si la decisión estaba tomada de ante mano o si la idea tomó fuerza recién a partir del cachetazo que recibió el Gobierno en el Congreso al quedarse con las ganas de aprobar su tan mentada Ley de Bases…, pese a que le amputó más de 300 artículos e igual no la pudo hacer avanzar en Diputados.

Cualquiera sea la verdad, lo concreto es que parece un hecho la unificación política entre La Libertad Avanza, que ubicó en el poder a Javier Milei, y el PRO, partido fundado por el ex presidente Mauricio Macri, quien de este modo vuelve a lograr centralidad política pese a sus constantes desaciertos.

Los indicios de la nueva “alianza” que se está tejiendo para tratar de darle “mayor gobernabilidad” en el Congreso a los libertarios han sido más que concretos: por un lado, el propio presidente lo admitió en la gira que está llevando a cabo por Europa, cuando ante una requisitoria periodística admitió “estar dispuesto a una fusión con el PRO”; y por el otro, su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo el jueves por la noche que "lo que se viene es una coalición entre el PRO y LLA. Estamos caminando juntos", dijo quien hasta noviembre fue, precisamente, presidenta de la coalición pergeñada por Mauricio Macri.

Segunda minoría

Ahora, ¿en qué consistiría la unión? “No se habla de cargos, se habla de interbloque”, dijeron allegados a ambas estructuras, quienes no verían con malos ojos que Cristian Ritondo -actual jefe del bloque de diputados de Pro- sea el próximo titular de ese interbloque oficialista.

Si esto se efectiviza, la integración parlamentaria de LLA sumaría 75 diputados en la Cámara Baja y se convertiría en la segunda minoría detrás de Unión por la Patria (UP).

¿Y la Unión Cívica Radical? Formalizaría su alejamiento de Juntos por el Cambio y tendría que iniciar una nueva etapa alejada del oficialismo, tal como quedó de manifiesto en el frustrado tratamiento de la ley ómnibus.

Lo mismo ocurriría con los representantes de Hacemos Coalición Federal, bancada que a priori podía considerarse “amiga” del Gobierno, aunque la relación entre el presidente Milei y el cordobés Martín Llaryora pareciera irreconciliable.

La misa y la procesión

En la entrevista televisiva que Bullrich dio el jueves, apuntó contra dos funcionarios de su propio Gobierno. Primero lo hizo en contra del secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, Daniel Scioli: "Es importante que la gente que esté en el gobierno esté alineada. No sé si Scioli está alineado. Hace muchos años que viene practicando una idea muy diferente”, cuestionó.

Luego, Bullrich se tomó un ratito para hablar sobre "la postura en el Congreso de los diputados que responden al gobernador de Córdoba, Martín Llaryora”. Sobre ellos dijo que deben tomar una decisión con respecto a "con quien están".

"No es un enemigo, es una persona que se comprometió a votar determinados cambios y no los votó”, dijo Patricia Bullrich sobre Martín Llaryora.

“Los funcionarios que son parte del proyecto de Córdoba, si están con el Gobierno tienen que estar con el gobierno. Si no, tiene que estar al lado del gobernador de Córdoba. No pueden ser oposición y oficialismo al mismo tiempo”, subrayó la ministra, para quien Llaryora "no es un enemigo, es una persona que se comprometió a votar determinados cambios y no los votó”.

"No se puede estar en la misa y en la procesión", dijo saliendo al cruce del director de la Anses, Osvaldo Giordano, por el voto negativo de su esposa, la diputada Alejandra Torres, a determinados incisos de la ley Bases.