Años atrás, por no decir décadas, ser de clase media en la Argentina era un objetivo “alcanzable” para la mayoría de los laburantes de nuestro país. Sin embargo, esa realidad se ve cada vez más lejana para quienes en este nuevo siglo tienen uno, dos o hasta tres trabajos. 

El principal dato que analizan los especialistas a la hora de resolver quiénes aún pueden ser de “clase media” en Argentina es el índice del costo de vida, que en diciembre fue del 25,5% y que en enero se ubicaría en torno al 20%.

En la ciudad de Buenos Aires, que registró por ejemplo una inflación del 21,7% en el primer mes del año, se precisan $888.116 para ser “de clase media”.

Es el dato que surge del informe mensual de líneas de pobreza y canastas de consumo de la Dirección General de Estadística y Censos de la ciudad, y corresponde a un grupo familiar de cuatro integrantes (dos mayores y dos menores). 

El número marca un incremento del 19,2% con respecto al dato de diciembre (la canasta estimada era de $745.270). En enero fueron necesarios $142.846 más que en diciembre para que ese mismo grupo familiar siga siendo considerado de clase media.

En enero fueron necesarios $142.846 más que en diciembre para que un grupo familiar de dos adultos y dos menores siga siendo de clase media.

El informe, sin embargo, realiza sus estimaciones para familias propietarias de su vivienda; no contempla el costo del alquiler de una propiedad. 

En la Ciudad de Buenos Aires, según la estimación de una plataforma de alquileres de viviendas, el valor promedio mensual de un departamento de tres ambientes ascendió a $558.710 en enero.

Así, aquellas familias que sean inquilinas en Capital (más de un tercio de sus habitantes lo son), el ingreso mínimo para ser considerado estadísticamente de clase media es de $1.444.826.

Más allá del dato de inflación, hubo ajustes por encima del promedio en categorías sensibles como alimentos, transporte (naftas y colectivos), salud (planes de medicina prepaga) y recreación, que afectaron a los ingresos de la población.

Lejos de todo

El informe estimó también el valor de la canasta alimentaria y la canasta básica total, que se utiliza para determinar los umbrales estadísticos de indigencia y pobreza. 

La primera, que toma en cuenta el valor de una canasta de alimentos básicos, se determinó en $350.564 para ese hogar de cuatro integrantes (dos adultos y dos menores). 

De esta manera, el grupo familiar que no alcanzó en enero un ingreso mínimo de esa cifra se la considera indigente.

La canasta básica total, que además de alimentos considera otros elementos esenciales como ropa, educación o recreación, se definió en $590.041 en diciembre. 

En consecuencia, fueron considerados pobres aquellos grupos familiares que no tuvieron un ingreso mensual de por lo menos ese valor en enero.