Hay números que duelen más que otros: Argentina ya tiene a más de cinco millones de personas en la línea de la indigencia, es decir, quienes no alcanzan a consumir las calorías diarias que su organismo necesita; y más de la mitad son menores de edad.

Los datos surgen de proyectar la última información oficial que difundió el INDEC con relevamientos realizados hasta el tercer trimestre de 2023, o sea antes de la feroz devaluación que propinó ni bien asumió el actual Gobierno.

Aquella devaluación del 118% explicó en buena medida que el costo de vida haya subido sólo en diciembre un 25,5%.

Claro que ya después de las PASO de agosto, aún con Alberto Fernández en el poder, se había producido una primera devaluación. De hecho, eso provocó, según el INDEC, que en el tercer trimestre del año pasado la cantidad de personas indigentes subiera de 3,7 a 4,6 millones.

Es decir, en un año aumentaron en 900 mil personas. Pasó del 8% al 9,9%.

Pinta para peor

Los datos del cuatro trimestre aún no fueron informados por el INDEC, pero teniendo en cuenta lo ocurrido con la primera devaluación, está claro que la segunda depreciación del peso a principios de diciembre sumergió en la indigencia a cientos de miles de personas más.

El dato fino se conocerá cuando lo informe el INDEC a fines del verano, pero especialistas que siguen el deterioro social confirman que la indigencia ya afecta a más de 5 millones de personas; dato que avaló la actual gestión al informarle al FMI que la pobreza afecta a la mitad de la población.

Confirmadísimo

A fines del tercer trimestre, el 38,5% de la población había pasado a vivir por debajo de la línea de pobreza en relación al 37,7 % de igual período de 2022, de acuerdo con el procesamiento de la Encuesta Permanente de Hogares que difundió el INDEC; son casi 18 millones de pobres.

Por todo esto, se descuenta que tras la mega devaluación de diciembre, la mayor disparada de los precios de los alimentos y gastos básicos, la indigencia y la pobreza pegaron otro salto en el cuarto trimestre de 2023.

Con esos cálculos puede estimarse que, cuando termine este trimestre, la pobreza rondará el 55% y la indigencia el 15%.

Por edades, con el 54,8% sobresale la pobreza infantil de menores de 14 años versus un 51,7% en el tercer trimestre de 2022, mientras la indigencia infantil aumentó del 11,8 al 15,6%, al dar un salto grande.

El aumento de la indigencia se produjo entre todos los rangos de edades, mientras la pobreza creció entre los menores de 14 años y los mayores de 65 años, en este caso, por la pérdida del poder de compra de los haberes.