La Argentina tiene grandes reservas de gas y de petróleo. La roca que contiene la materia prima es considerada “excelente” por los expertos. Comparable con la roca de Haynesville o Marcellus para gas, o de Eagle Ford o Permian para petróleo. Los rendimientos son elevados. Los estándares de producción se están acercando a los mejores del mundo si se mide la cantidad de fracturas diarias. El costo de la arena, es equilibrado, apenas más alto que en los Estados Unidos. El costo del agua es más barato.

YPF es la empresa argentina orientada a la ​exploración, explotación, destilación, distribución y producción de energía eléctrica, gas, petróleo y derivados de los hidrocarburos. También, a la comercialización de combustibles, lubricantes, fertilizantes, plásticos y productos dirigidos a la industria. La compañía tiene una composición societaria mixta, en la que el Estado argentino posee el 51 % de las acciones y el 49 % restante cotiza en la Bolsa de Buenos Aires.

El recientemente designado titular de la firma es Horacio Marín -formado en la universidad del Estado-, quien desde hace 35 años lidera Tecpetrol, una compañía del Grupo Techint. El propietario del espacio empresarial es, como se sabe, Paolo Rocca. 

Marín colabora con Javier Milei desde el comienzo de su campaña, y Rocca es uno de los empresarios que respaldó la candidatura. El presidente electo anticipó que tiene la intención de privatizar numerosas empresas públicas, entre ellas YPF. Guillermo Ferraro, quien regenteó durante más de una década la multinacional KPMG, dedicada a los servicios de Asesoría, Impuestos y Legales, y Auditoría, será el ministro de Infraestructura.

Este lunes, YPF experimentó un aumento significativo en su capitalización bursátil, lo que refleja una respuesta favorable del “mercado” a estas iniciativas. No deja de ser interesante que desde hace algunos meses, la justificación para deshacerse de la compañía se haya planteado desde el Norte: el Estado argentino fue condenado a pagarle USD 16.000 millones a Burford Capital por “errores” en la recuperación de la empresa, en 2012.

Dos apuntes

Por un lado, como recordará el lector, en 1991 YPF fue transformada en una sociedad anónima y con posterioridad fue vendida a la petrolera española Repsol. La transacción le costó a la petrolera española 13.437 millones de euros y permitió a Repsol YPF convertirse en la octava productora de petróleo y la decimoquinta compañía energética del mundo. El desembarco privado generó un aluvión de despidos que derivó en puebladas -Cutral Co y Tartagal- y organizaciones sociales de base.

También, le impidió a la Nación Argentina gobernar su petróleo. Con lo que ello implica en materia industrial local. Por entonces, los Estados Unidos invadían Irak para, entre otros objetivos, hacerse del recurso. 

En la actualidad, varios conflictos se suceden en el planeta con el mismo sentido. Es posible afirmar que los protagonistas no admiten la entrega de un valor económico esencial y por eso se suscitan varios de los contrastes bélicos que se visualizan en el planeta.

La empresa fue creada en 1922, durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen, y dirigida en sus primeros años por el general Enrique Mosconi. La experiencia sirvió de ejemplo para el resto de las naciones con ese valor en el subsuelo. De hecho, fue la primera petrolera estatal integrada verticalmente en todo el mundo. En 1930, Mosconi tuvo que renunciar y exiliarse tras el golpe de Estado que encabezó el general José Félix Uriburu, Así arrancó la Década Infame y así ingresó el capital extranjero en la actividad petrolera local.

Son pocos los países que poseen ese recurso. Contar con el mismo implica una ventaja diferencial sobre el resto.

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