La reciente nominación de Rodolfo Barra como Procurador del Tesoro por parte del presidente electo Javier Milei trajo a la memoria la discusión, durante el menemismo, de su pasado nacionalista. 

La nota discordante fue la tapa de la revista “Noticias” del 22 de junio de 1996, con imágenes de una reunión de Guardia Restauradora Nacionalista. Y luego en la nota en sí, fotos de un acto de UNES, parte de la información de la revista norteamericana “Look”, del 23 de octubre de 1962, cuando tuvieron un campamento de entrenamiento militar, la foto emblemática de la toma del Cabildo en Buenos Aires por parte de miembros de Tacuara el 20 de noviembre de 1964, más el reportaje a Guillermo Patricio Kelly, jefe de la Alianza Libertadora Nacionalista en la segunda mitad de los ’50, con opiniones varias y las correspondientes acusaciones de antisemitismo y acciones contra la colectividad judía.

La reciente aparición de las memorias de Juan Manuel Abal Medina “Conocer a Perón: destierro y regreso” (2022), donde refirió su paso por Guardia Restauradora Nacionalista y su acercamiento al semanario nacionalista “Azul y Blanco”, la investigación de Raanan Rein “Cachiporras contra Tacuara: grupos de autodefensa judíos en América del Sur, 1960 – 1975” (2023), y el trabajo “Tacuara y el nacionalismo: escritos inéditos de Alberto Ezcurra Uriburu”, de Ignacio Cloppet (2023), despertó un nuevo interés en el estudio del Movimiento Nacionalista Tacuara, o simplemente TACUARA. 

Definir nacionalismo

El nacionalismo argentino no es sólo un heterogéneo conjunto de intelectuales y grupos políticos, en disputa con el liberalismo y el socialismo, sino una matriz ideológica que influenció a sectores de la comunidad política, desde reaccionarios de cuño aristocrático y católico, como los de estirpe republicana y sentir fascista, y las vertientes “nacionales y populares” del conservadurismo, radicalismo, peronismo e izquierda nacional. 

 “Según Zuleta Álvarez, el rasgo esencial del nacionalismo reside en que procura preservar lo nacional en las esferas económicas, culturales y políticas, se opone a toda forma de internacionalismo, ya sea el marxismo o el liberalismo, y a los intereses económicos extranjeros. 

Zuleta Álvarez destacó que tal nacionalismo estuvo ligado inicialmente a fuerzas revolucionarias liberales, pero con la aparición del socialismo en la segunda mitad del siglo XIX tomó un carácter defensivo y giró a la derecha. Definió al nacionalismo como “la defensa del orden, la jerarquía, la autoridad y la tradición católica, unida íntima y esencialmente a la afirmación autónoma y libre de los diversos elementos que configuran la personalidad nacional” (Mc Gee Deutsch, 2003: 16)

Desde la acción política pura “… se había formado en 1935 la Unión Nacional de Estudiantes Secundarios (UNES), comandada por Juan Queraltó y Alberto Bernaudo, poco después conformó la Alianza de la Juventud Nacionalista (AJN)… Se trató de una agrupación juvenil de carácter nacional, quizás una de las primeras nacionalistas en ese tipo. También representó un nuevo modo de hacer política que por entonces estaba sólo reservada a la izquierda; la idea –quizás por la influencia avasallante del falangismo español– era ganar la calle, enfrentar a los enemigos de la Patria en el lugar en que éstos se encontraban e infundir una mística nueva basada en tres principios fundamentales: unidad – independencia – justica. La dialéctica de “Los puños y las pistolas”, en reemplazo de los grandes discursos” (Beraza, 2005: 36).

Esta última organización se pasó a llamar Alianza Libertadora Nacionalista (ALN), y absorbió a la UNES como brazo juvenil. Dicho grupo, que apoyó a la Revolución del 4 de junio de 1943, trasladó su adhesión al coronel Juan Domingo Perón, futuro general y presidente de la Argentina. Los aliancistas –que, de Juan Queraltó, pasaron a ser conducidos por Guillermo Patricio Kelly en 1953– sufrieron una separación importante de un sector, crítico a Perón por su política hacia la Iglesia en los años ‘50. 

El nacimiento de Tacuara

¿Qué fue Tacuara? Un grupo desprendido de la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES), descontentos con la orientación “peronista” de la Alianza Libertadora Nacionalista (ALN) al mando de Guillermo Patricio Kelly, que apoyan inicialmente a la Revolución Libertadora de Eduardo Lonardi y su grupo nacionalista, pero que deciden conformar otra agrupación.

Según Beraza, a fines de 1955 en el local de la UNES de Matheu 185, se fundó Tacuara de la Juventud Nacionalista; mientras que una tarde a fines de 1957, según Gutman, en el bar La Perla, del Once, se fundó el Grupo Tacuara de la Juventud Nacionalista, con Alberto Ezcurra Medrano, José Joe Baxter, Oscar Denovi, Eduardo Rosa, Horacio Bonfanti, Luis Demharter, Raúl Villarubias y Jorge Rhode. 

Tomaron como nombre, a instancias de Eduardo Rosa, el de una publicación de la UNES - ALN que selló su destino. De pensamiento católico y nacionalista, junto al sentir anticomunista, la referencia máxima fue la Falange Española pre franquista de José Antonio Primo de Rivera y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas (JONS) de Ramiro Ledesma Ramos.

La impronta “joseantoniana” y “ramista” del nacional sindicalismo los dotó de ética militante y sentido “social”, unido a su apoyo al periódico “Azul y Blanco” de Marcelo Sánchez Sorondo, a la influencia de Jacques Marie De Mahieu sobre la crítica al capitalismo y “socializar los instrumentos de producción” en el Estado comunitario.

Puños y pistolas

La cuestión de “la dialéctica de los puños y las pistolas” fue capital. La acción callejera y pelea caracterizaron también al grupo, que cobró notoriedad durante los enfrentamientos con el frondicismo en el marco del debate entre “Laica y Libre”, apoyando éstos la postura del catolicismo por la última opción.

Tuvieron una base universitaria en el Sindicato Universitario de Derecho (SUD) de actuación notoria contra Risieri Frondizi, rectora de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Sus locales se encontraban en Tucumán 415, sede de la Unión Cívica Nacionalista y Matheu 185, de la UNES, ambos en Capital Federal. 

El origen de los “tacuaras” osciló entre hijos del patriciado venidos a menos de signo antiperonista, a jóvenes obreros de sentir peronista. Impulsaron “comandos” de los barrios y “brigadas sindicales” que intervinieron como apoyo armado” en sindicatos y huelgas como la del Frigorífico Lisandro de La Torre.

También campamentos de entrenamiento militar, acumulación de explosivos y hechos de sangre, como la agresión a la estudiante Graciela Sirotta, de origen judío, supuestamente por los “tacuara” –del que editaron un folleto haciendo su descargo, incluido en el trabajo de Cloppet, y del cual conservo la edición original–; o la muerte de Raúl Alterman, como “venganza” por las muertes de 3 “camaradas” en Rosario en los ´60.

El tono antisemita, más del estilo del padre Julio Menvielle, que termina peleándose con Ezcurra por su “desviacionismo”, fue trocando al antisionismo y su relación con los representantes de la Liga Árabe, ya que en esos años el conflicto en Medio Oriente, como ahora, era nodal. 

Del tronco principal se desprendieron diversos grupos: la derechista y reaccionaria Guardia Restauradora Nacionalista (GRN) en 1960, con Juan Carlos Coria y Bernardo Lazarte, bajo el amparo ideológico del padre Menvielle. Esta sí antisemita, pero, con los años, fue atemperando su discurso y hasta muchos militantes se sumaron al peronismo; el Movimiento Nueva Argentina (MNA) del 9 de junio de 1961, con Dardo Cabo, Américo Rial, Andrés Castillo, Rodolfo Pfaffendorf, Rodolfo Verona, Edmundo Calabró, Jorge Quiroga y José Pinachio, base del grupo que realizó el “operativo Cóndor” de recuperación de las Islas Malvinas (Hernández: 2007) y (Velazco: 2010), estos sí, de cuño peronista; y el Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT), por 1962, desprendiéndose a su vez,  dos sectores con igual denominación, por un lado el liderado por Alfredo Ossorio, y el otro con Joe Baxter. Ambos tuvieron una visión que evolucionó a epígonos del Socialismo Nacional revolucionario, considerando la revolución cubana y las luchas antiimperialistas del Tercer Mundo.

El retorno de Perón en 1972 separó las aguas, tanto para Ezcurra, el primer jefe, como para Manuel “Bicho” García, plantearon que Tacuara debía fusionarse con el movimiento nacional justicialista, mientras que otros mantuvieron su distancia con el peronismo, relacionándose con el grupo de la revista Cabildo y otros grupos nacionalistas.

El origen de Tacuara, el reflejo del asalto al policlínico bancario del 29 de agosto de 1963 –donde murieron 2 personas, considerándose la primer acción guerrillera urbana local–, el discurrir de los citados nacionalistas se detalló en su época en reportajes y notas de los principales periódicos, en la estadounidense revista “Time”, la uruguaya “Marcha”, “Panorama” y de “Mundo Israelita”. (García Lupo: 1962).

También en películas, ya sea “Con gusto a rabia”, dirigida por Fernando Ayala, de 1965;  en el documental “Los malditos caminos”, de Luis Barone, del 2002; y la miniserie 9MM: con un capítulo doble sobre Tacuara, dirigido por Ulises Rosell, con idea e investigación de Marcelo Larraquy. Se le añade un cómic, en varias entregas, publicado en la revista “Fierro” del 2012. A las obras locales se le suman trabajos en el extranjero, como el de Erik Norling, “¡Arriba Tacuara! Apuntes para la historia de un movimiento nacionalsindicalista argentino, 1957 – 1966” (2007), donde el autor tuvo la gentileza de citarme.

Fue mucha sangre derramada en nuestra historia que aún necesita estudios y análisis desapasionados.