Suele decirse que una bomba no cae dos veces en el mismo lugar. Pero la Argentina es un país refutador de dichos y lugares comunes. Y ayer volvió a demostrar que, en este maravilloso laboratorio, comenzó su último experimento haciendo caer una bomba de destrucción masiva, en el mismo lugar, y sobre la cabeza de los sectores más vulnerables que, sólo en cuestión de semanas, y sin precedentes, traerá un traslado explosivo a precios y aniquilamiento de ingresos inédito. La pobreza, se estima, subirá al menos 20 puntos en cuestión de semanas. El aumento del desempleo correrá a la par. ¡VLLC!

En un mundo paralelo, casi a la par de los anuncios económicas que su ministro de economía Luis Caputo gatillaba en solo 10 minutos, el presidente Milei participaba de la celebración judía de Janucá afirmando efusivamente que “después de tantos años de oscuridad, va a salir la luz”.  

Los anuncios de hoy no remiten a ningún plan económico que prevea mejoras en ingresos y en trabajo. No hay plazos, no hay tiempo. Se cumplirá, eso sí, con el prometido ajuste de la excitante motosierra. Para eso pagaron su entrada a este show.

La Argentina amanece hoy con una acelerada proyección de aumento en sus niveles de pobreza e indigencia, y va un rápido repaso: Devaluación del 118%; aumento del 30% a las importaciones; aumento del 17.5% a las exportaciones de las economías regionales, carne, maíz, energía, servicios, e industria (Manufacturas de origen Industrial). 

El neoliberalismo más rudimentario

Como si fuera poco, comenzará a anunciarse a partir de hoy una reducción gradual (hasta su total eliminación en un plazo de solo 4 meses) de los subsidios al transporte, combustibles y tarifas de servicios públicos. En consecuencia, la canasta básica pasará de $400 mil a $700 mil en cuestión de semanas. La inflación se estima en no menos de 60% para los próximos tres meses. Queda pendiente el anuncio sobre el desmantelamiento del cálculo de movilidad jubilatoria.

Las Fuerzas del Cielo se desatan sobre la tierra ecuménica del neoliberalismo más rudimentario, torpe y brutal que se tenga memoria. Los anuncios de hoy no remiten a ningún plan económico que prevea mejoras en ingresos y en trabajo. No hay plazos, no hay tiempo. Se cumplirá, eso sí, con el prometido ajuste de la excitante motosierra. Para eso pagaron su entrada a este show. No habrá defraudación inmediata. Sí se sospecha que no alcanzará para seguir por mucho tiempo vociferando ¡VLLC!

Basta por hoy. Kaput